Turquía es un destino de vacaciones muy elegido por muchos turistas y las razones son varias. Es un país milenario con una historia muy rica y con muchos lugares de interés, sin ir más lejos la increíble ciudad de Estambul que tiene una magia especial o la región de Capadocia. Una ciudad que me apasiona es Bodrum porque allí no falta de nada: bellísimas playas, un rico y variado patrimonio histórico, una divertidísima vida nocturna, un casco histórico muy alegre, etc.
Bodrum está situado entre dos mares cargados también de historia, el Egeo y el Mediterráneo. Hasta los años 70 del siglo XX era una tranquila aldea de pescadores edificada sobre las ruinas griegas. En la antigüedad, Bodrum tuvo un topónimo muy aristrocrático, era conocido como Halicarnaso y ese fue precisamente el lugar en el que el rey Mausolo erigió su tumba, el Mausoleo de Halicarnaso que llegó a estar considerado como una de las siete maravillas del mundo, aunque hoy de él solo quedan ruinas que ni siquiera están en la ciudad, ya que se encuentran en el Museo Británico de Londres.
A pesar de esto, en Bodrum aún queda muchísima maravilla por ver, tal es el caso del Castillo de San Pedro de Halicarnaso o Castillo de Bodrum, una fortaleza del siglo XV que tuvo que ser restaurada hasta convertirse en lo que es hoy en día, el Museo Arqueológico Submarido. Pero pasar unas vacaciones en Bodrum, van mucho más alla que disfrutar de una rica y variada historia, porque no hay que menospreciar el pasar un fantástico día de sol y playa en el que podemos disfrutar del buceo con o sin botellas, para admirar sus maravillosos arrecifes de coral llenos de vida.
Deja una respuesta